Economía | 31/12/2023
PROTAGONISTAS Fiestas de fin de año, entre el fastidio y la esperanza: ¿Vos con quién las pasás?
Navidad y año nuevo. Dos fiestas que vaya a saber por qué circunstancias a no pocos incomodan
Navidad y año nuevo. Dos fiestas que vaya a saber por qué circunstancias a no pocos incomodan. Fastidian, otros, en cambio por duro que hayan sido los vientos, las esperan como un ritual de esperanzas. Se comparten con rostros de supuestos afectos que llegan una vez al año.
No obstante, lo curioso y casi exótico son las nuevas familias “ensambladas” con las que hay que departir una noche especial. Digamos, nunca falta una pinturita en cualquiera de estas parentelas, que te garcan dichas celebraciones…
Escribe: Miguel Andreis
Si bien las Fiestas tienen como efecto principal, tras el argumento del nacimiento del Niño Dios, o el de recibir un nuevo año, lo importante es el morfar y chupar como si se tratase el último día, de todo y, luego, reventarse de protectores hepáticos y soportar estoicamente diarreas interminables.
Ni hablemos de aquellos que son condenados a hacer “lanzallamas”.
Mamados a granel, si es que te has convertido en el anfitrión. Por supuesto que siempre están los que se hacen los distraídos a la hora de repartir los gastos. En general son los que más “enyantan” y en general quienes se vuelven más exigentes con la calidad del servicio, con sucesivas demandas de todo tipo, desde hielo hasta vinos de marcas inalcanzables y otras menudencias
Y si bien, formando parte de una pareja tradicional la cuestión se complica, hablar de parejas ensambladas (nuevas) ya todo se convierte en un despelote de magnitud pandémica.
Y seguro que aparece, en general alguna dama, batiéndote la cana porque no recordás si el pasado año los chicos la pasaron con vos o con la madre el 24 o el 31; a lo que es preciso agregar que tu actual esposa también debe hacer combinar los suyos con su ex y flamante del referenciado.
Deberás asumir que sos el boludo que nunca se acuerda de las fechas. Y ahí abrís el juego: “chicos, ustedes decidan, pásenla con quienes quieran”. La madre, tu ex, te recuerda todo un rosario de olvidos que no olvidarás mientras vivas.
Y hasta no faltan quienes sostienen que lo mejor es el pasarla todos juntos así no te volvés un padre ausente. Pero a los hijos ya aludidos también deberán sumarles los descendientes del nuevo novio de ella. De tu ex. Aceptar tal desafío sería como ir a tomar el té en cualquier bar de Siria en pleno bombardeo junto a Yiya Murano.
Media muerte la tenés asegurada. Tu exsuegro, el padre de la primera, con buena onda te convida a ir a su casa. “Vení con nosotros que está todo bien con la nena. Anda chocha con su nueva pareja. Vení así los pibes están juntos”.
Cuando reaccionas comprendés que el viejo turro no quiere otra cosa, que, como todos los años, asés los dos corderos que llevan –a dos fuegos no menos de cinco horas-. Terminás deshidratado, todo quemado y reventado de clericó…
¡¡La noche de los ex!!
Siempre aparecerá alguna bocha chueca, de esas tías bigotudas que te tirará puñaladas al esternón diciéndote “mirá el fruto de tu infidelidad el quilombo de familia que has dejado”. Y ahí una ristra de puteadas en voz baja rebotan en los rincones y en la panza de ese Panzer con formato de ballena y nombre de mujer, que no deja de apretar el gatillo.
Claro que el problema comenzó unos 20 días antes a la hora de hacer la lista de invitados, donde vos no tenés injerencia alguna, pero observás nombres que mejor si lo pudieses pasar por alto. Eso, sin caer en los regalos para los “nenitos”. Ya boludos grandotes que andan por los veinte o más, pero quieren regalos igualmente. Y vos que no podés acercarte al fuego porque de seco que estás podés prenderte fuego.
La nena que no cesa con su sueño: “Papá, ¿¡cuándo me vas a regalar las prótesis de las tetas”. La guacha, te hace el pedido delante de la abuela como para encontrar aliados. Me dan ganas de decirle que te dé un poco esa vieja de mierda, tu exsuegra, que les sobran como ocho kilos en cada teta. El nene quiere la motocrós y vos no podés cambiarle las cubiertas al Fiat uno.
Tu nueva mujer que pretende pasarla con los suyos y, a media lengua te zampa “a tu ex no la quiero ver ni en el rollo del papel higiénico… guacha”, te dice a cada rato. ¡¡Qué mierda hago acá”, te murmura mezclado con el hijodeputa a flor de lengua… ¡¡Sabés que la ex piensa algo similar!!
Los insoportables …
Es decir, las campanadas que no sé quién es el salame que las toca pero que rompe las pelotas porque no paran. La mitad de los presentes con cara de culo y la otra mitad con cara de mamados.Saludos a insoportables que los viste una o dos veces al año.
La prima con la que intimaste en la niñez y adolescencia y el esposo que te odia a muerte porque conoce la historia de ustedes. Tus excuñados, licenciados en ventajeros gastronómicos, que llegan siempre con la mitad de lo que pueden enllantar esa noche y el mediodía después.
Los boludos siempre presentes que bajan cajas de pirotecnia con bombas que espantarían en Afganistán al musulmán más valiente. Los chicos que se pelean por la música. Quien será el hijo de puta que impuso de la cultura del turrón, del maní, del chocolate, que por las calorías podrían consumirse en Alaska…
Le das al comedor como chancho y para bajar esos kilos sabés que te llevará mínimamente 5 meses de hacer surcos por la costanera hasta Bahía Blanca.
Llega el cambio de día… ¡¡Son las doce, son las doce!! Y todos los besos cruzados con insultos disimulados. Los chicos que se quieren rajar al carajo lo más rápido posible, pensando en el chupe y en las novias/os. Su próxima parada, en fin… no sería la única parada. Los más jovatos pican para la calle a bailar y vaciar botellas.
El noviecito nuevo de la menor, que aún no cumplió las catorce, llegó con un pedo como para cuatro. La nena para atenderlo y consolarlo, se lo lleva a la cama grande del abuelo. El vago puede estar cargado de etílico pero el “pendorcho” le funciona de maravillas. La ensartó nomás. Al rato se siente la voz gruesa del tío que pasando para el baño grita…”al menos cuando estén fifando cierren la puerta mocosos de mierda”.
El pendejo luego del éxtasis repetido, le vomita la almohada al abuelo político que lanza un rosario de puteadas en cinco idiomas cuando descubre restos de clericó. Peras, naranjas, banana… una verdulería sobre las sábanas.
La vieja que lo amenaza al pobre viejo “ni se te ocurra decir nada… no vas a arruinar la fiesta por una pavada de esa… ese mocoso, seguro, seguro se aprovechó de la nena”.
Los despelotes políticos
A las cuatro de la mañana casi todos chupados, se te acerca tu ex y te dice con voz dulce. “¿¡No podés llevar a la tía Ernestina hasta su casa!?”. Lo que no aclara la guacha que esa vieja cruza con yarará vive pasando Las Mojarras y vos tenés nafta para volver solamente hasta tu casa. Sin nafta y sin guita…
Una bomba que sería un pedo sordo en Irak vuela las botellas de la mesa…
Imposible encontrar lugar en el baño. Entrás y te topás con un bruto zorongo en el bidé y nunca sabrás del autor.
Rogás que empiece a salir el sol para irte al carajo. Ya no hay saludos de cortesías. Al menos unos cinco despelotes por cuestiones políticas con insultos incluidos… Ralearon la reunión.
En fin, son las fiestas de fin de año… de una u otra manera, con ensambles o la vieja usanza, las debemos atravesar. Tus hijos se fueron a la mierda. Los de tu actual, también. Los del compañero de tu ex no son la excepción. El suegro en agonía y por ahí desparramados algunos regalos…
En fin… es el recordar el nacimiento del Señor, las que indefectiblemente de alguna manera tenemos que sortear…
Si no le queda más alternativa pásela con quien les dejó el zarandeo existencial. La vida es una especie de perinola… donde uno no saca lo que quiere sino lo que le toca… también en las fiestas.
Por las dudas, ¿vos con quién la pasás?